Siempre
se quiso llegar al origen del tango, pero es una historia muy
difícil de reconstruir. Probablemente no hay ninguna
danza sobre la cual se ha escrito tanto como sobre el tango, un baile que surgió de la mezcla de culturas y de razas
en la República Argentina.
En realidad el tango es la fusión de la música
de los porteños, o sea de los que habitaban la ciudad
de Buenos Aires, con el aporte que hicieron los inmigrantes. Hasta el año 1860 los habitantes blancos de esta ciudad
bailaban habaneras, polkas, mazurcas y algún que otro
vals; mientras que los negros, que eran un 25% de la población
de Buenos Aires, bailaban el fandango y el candombe. Eran danzas
donde el hombre y la mujer bailaban sueltos. El tango se nutrió del candombe y de la habanera cubana
y tuvo su cuna en los burdeles y en el patio de los conventillos.
En sus orígenes el tango era sólo instrumental,
pero luego se incorporó la danza que según se
sabe era bailada entre los hombres,la mujer se incorpora más tarde
introduciendo la sensualidad en el baile.
El bandoneón se incorpora aproximadamente el
1900. Las orquestas porteñas empezaron a viajar en la segunda
década del siglo XX y el tango empezó a conquistar
al público europeo, a tal punto que, mientras en Buenos
Aires no se lo aceptaba, triunfaba en París. El tango
regresa con éxito al país y se convierte en la
música que hizo conocer a la Argentina en todo el mundo.