El 29 de enero de 1814 San Martín asumió el mando del Ejército del Norte (que dirigía Manuel Belgrano). El 10 de agosto de ese año se convirtió en Gobernador intendente de Cuyo.
La gobernación de Cuyo no era un cargo político codiciado, pero lo colocó en el lugar indicado para desarrollar su plan de liberación: cruzar la Cordillera, expulsar a los españoles de Chile y, luego, avanzar al Perú, bastión realista de América del Sur. Cuando asumió el cargo, el Cabildo mendocino le ofreció una casa que el Libertador no aceptó, pero además, decidió cobrar sólo la mitad del sueldo asignado.
En 1816 se aprobó su plan para liberar Chile y Perú.
Últimos días y legado
El 17 de agosto de 1850 falleció en Boulogne-sur-Mer. Sus restos fueron repatriados en 1880 y, actualmente, descansan en un mausoleo contruido dentro de la Catedral porteña.
En casi todas las localidades argentinas hay una plaza, una calle, una escuela o un club con el nombre de San Martín. Y, en muchas, hay monumentos en su nombre (incluso, en 1951 fue inaugurada una estatua de él en el Central Park de Nueva York). Su imagen también está en billetes, monedas y estampillas.
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