"Historias de Cronopios y de Famas"
JULIO CORTÁZAR
Para que los chicos lean a Cortázar. Compartimos tres pequeños textos del
autor.
¿Recuerdas alguno más?
¿Cuál es tu favorito?
“Instrucciones
para llorar”
“Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta
de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el
escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe
semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción
general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas
y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el
momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la
imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por
haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en
un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de
Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se
tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia
adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y
de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto,
tres minutos”.
“Historia
de un cronopio”
“Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle
en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en
la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues
para salir a la calle precisaba la llave de la puerta”
“Aplastamiento
de las gotas”
“Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el
tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones
cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno
detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto
del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que
la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a
caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las
uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes,
mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa,
y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el
mármol. Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan
en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del
salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha
en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes
gotas. Adiós gotas. Adiós”.
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